El Parlamento Europeo y el Consejo Europeo han acordado fortalecer la Directiva sobre la eficiencia energética de los edificios (EPBD), con los objetivos de avanzar en la descarbonización de todo el ámbito de la edificación en la Unión Europea y de contribuir tanto a la lucha contra el cambio climático como la neutralidad climática de todo el territorio comunitario y la mejora de la calidad de vida y de la salud de la ciudadanía. Estos acuerdos se formalizarán a principios de este año 2024, y los Estados miembros deberán transponerlos a sus legislaciones.
El acuerdo establece metas a alcanzar y medidas a aplicar para conseguirlas. Así, los estados tendrán que elaborar planes para reducir la media del consumo de energía primaria en los edificios residenciales un 16% en el año 2030 y entre un 20% y un 22% en el año 2035, y un 26% en el año 2033 en el caso de los no residenciales. El foco se centra en la renovación energética de los edificios con peor rendimiento, de donde puede obtenerse una mayor disminución del consumo de energía. Para trabajar de forma armonizada, los certificados de eficiencia energética se mejorarán de acuerdo con una plantilla común, estableciéndose medidas para facilitar estas inversiones y evitar la brecha generada por la pobreza energética.
También se determinan acciones destinadas a facilitar las rehabilitaciones energéticas de edificios. Los mismos planes estatales tendrán que definir estrategias para identificar y eliminar las barreras que actualmente tienen las renovaciones de edificios -como la financiación o la formación-, proporcionar instrumentos para guiar a los propietarios de edificios en el proceso para hacer de sus inmuebles edificios de cero emisiones, como el pasaporte de renovación de edificios; poner en servicio ventanillas únicas especializadas en este ámbito o la limitación de las calderas alimentadas con combustibles fósiles, hasta su eliminación en 2040.
La nueva normativa también contempla que los edificios públicos nuevos tendrán que ser de cero emisiones a partir del año 2028, y el resto de edificios lo tendrán que ser a partir del año 2030. Los nuevos edificios tendrán que disponer de instalaciones fotovoltaicas o solares térmicas en la cubierta. Y también prevé que se fomente la movilidad sostenible, ya que deberá incluirse precableado en los nuevos edificios y en los renovados; se incrementarán los requisitos de número de puntos de recarga en edificios y deberá garantizarse que haya plazas de aparcamiento suficientes para bicicletas.
La edificación, imprescindible para la transición energética
El sector de la edificación es responsable de un 28% del consumo energético en Cataluña, porcentaje que crece hasta el 42% en la UE. Actuar sobre la eficiencia energética de los edificios es clave para ahorrar energía y alcanzar una sociedad y una economía descarbonizadas en 2050, con un modelo energético basado en la eficiencia energética y las energías renovables, y donde los ciudadanos puedan generar y gestionar la su propia energía y participar en la toma de decisiones.
En Cataluña, un 60% del parque de edificios es anterior a 1980, fecha en la que entra en vigor la primera normativa en materia de aislamiento en la construcción, por lo que tienen rendimientos energéticos muy bajos. De hecho, casi un 80% de los edificios certificados tienen las calificaciones menos eficientes, cifra que en el conjunto de la UE se sitúa en el 75%. De acuerdo con la Prospectiva Energética 2050, para alcanzar la neutralidad climática Cataluña debe reducir 34,2% su consumo final de energía en el ámbito de la edificación.